Resumir mi vivencia en el colegio Madre de Dios no es fácil; tampoco lo es el decir adiós a toda una vida aquí. Empecé a trabajar haciendo una sustitución y me he quedado hasta hoy, 30 de septiembre de 2021, día en el que se termina una etapa muy importante de mi vida.
En todos estos años he sido testigo de muchos cambios, tanto estructurales, como metodológicos y he visto pasar muchas generaciones de alumnos y de compañeros. Unos han permanecido hasta ahora, otros se han ido quedando en el camino, pero todos han dejado huella en mí, y de todos he aprendido algo bueno. Cuando he hablado de Madre de Dios Ikastetxea, siempre he dicho “mi colegio”, porque siempre me he sentido parte de él, gracias a lo que las religiosas del centro me han hecho sentir: por su cercanía, por su cariño y por su consideración hacia mi persona. Si hay algo por lo que siempre se ha caracterizado este centro, sin duda ha sido la acogida, la cercanía y la familiaridad.
Comencé a trabajar aquí el año de las inundaciones de Bilbao. Desde entonces he pasado por distintas etapas. La de mi juventud estuvo ligada a Educación Infantil, en la casita de Deusto, junto a Sor Concepción primero, y con Mertxe y Enma más tarde, impulsando en el colegio la metodología de Amara Berri. Fue una etapa de mucho trabajo pero llena de satisfacciones. El salto al “colegio de arriba”, ya en el primer ciclo de Primaria, fue una etapa muy bonita pero también muy complicada: combiné los estudios de Euskera e Inglés con el trabajo. De aquí salté a la ESO, ya como profesora de inglés; en esta etapa me dieron la oportunidad de participar en el proyecto más gratificante que he realizado en el colegio, los cursos de verano en Londres, en Ealing más concretamente, etapa que culminó con los dos intercambios realizados en Filadelfia. La experiencia no pudo ser mejor.
Y, en esta última etapa, nuevamente en Primaria, me ha tocado acompañar en ese difícil momento de pasar de niño a adolescente. Este último periodo es, seguramente, el que perdurará más en el recuerdo, precisamente por ser el último, y por haber estado marcado por la pandemia.
Si me preguntaran cuál ha sido la etapa que me has me ha gustado, no sabría qué responder , porque he disfrutado de todas y cada una de ellas. Si volviera a nacer, volvería a ejercer la misma profesión, y me encantaría volverlo a hacer aquí, en el colegio Madre de Dios ikastetxea.
Siempre estará en mi corazón.