Para hacer lo que hacemos cada uno de los docentes debemos poner mucho esmero y cuidado. Somos conscientes de que la educación no es una broma: nos jugamos el futuro.
Ha quedado demostrado que la verdadera clave del aprendizaje está en la necesidad real de vivir y desenvolverse en una sociedad en continuo cambio y cada vez más evolucionada tecnológicamente y que se agrupa en torno a formas cooperativas de organizarse. La creatividad va a ser una pieza clave para afrontar los grandes retos que ya estamos comenzando a intuir. Educamos futuros profesionales que van a resolver problemas y tomar grandes decisiones.
En esta tarea también los docentes afrontamos retos poniendo en práctica nuevos modelos pedagógicos que ya se evalúan como eficaces. Además, los resultados de la Neurociencia y de la Neurobiología, en continuo avance, nos está demostrando que el proceso de enseñanza aprendizaje va más allá de la adquisición de conocimientos: Los procesos son complejos y pasan porque el alumnado adquiera el control de su propia forma de aprender. Va más allá.
Nos preocupa esta tarea. Así, a lo largo de este curso escolar, hemos afrontado con gusto varias jornadas de formación didáctica y metodológica llevadas a cabo entre el propio claustro. Se trataba de visualizar de manera práctica el Proyecto Educativo Institucional ya arraigado en nuestro Centro y extender su conocimiento e incluir nuevas propuestas metodológicas. La Educación es un proceso cambiante.
Desde Infantil hasta Bachillerato, hemos evidenciado, en primer lugar, las buenas prácticas que se movían por las aulas para afrontar el nuevo Plan Estratégico 2019-2022. Hemos autoevaluado el desarrollo profesional a través del contraste sin olvidar el reconocimiento de la labor profesional como manera de potenciar la satisfacción de las personas.
Terminamos este curso escolar con la satisfacción de un trabajo excelente, mirando ya hacia el curso que viene para seguir afrontando los restos de una sociedad que necesita una Educación transformadora.